El renovador

Rumor marino. Bronce
J.Lillo Galiani

El pintor era amable y bondadoso pero siempre andaba ensimismado, abstraído en sus pensamientos que quizás siempre fueran relativos al arte. Despreocupado, mostraba poca atención a su aspecto personal y siempre llevaba el mismo traje o vestimenta. Desatendía sus asuntos económicos y sólo se preocupaba de cobrar sus trabajos cuando se encontraba en verdadera necesidad. Por todo ello, nadie le llamaba por su nombre, Tommaso, sino por el que era conocido de todos : Massacio (el desaliñado).
Tommaso di ser Giovanni di Mone Cassai, nació en 1401 en Castello San Giovani Valdarno, una pequeña localidad de la Toscana a 52 kilómetros de Florencia. Era hijo de Giovane di Mone, de profesión notario y de Monna Jacopa di Martinozo. Apenas se sabe sobre su formación en el arte de la pintura e incluso se especula sobre la autoría de muchas de sus obras, sobre todo en sus comienzos.
Se trasladó a Florencia y posiblemente trabajó en el taller Bicci di Lorenzo. A los 20 años se inscribe en el Gremio de los médicos y especieros que era donde se incluían los pintores. Sus trabajos mas notables son los llevados a cabo en la Capilla Brancacci en la iglesia de Santa María del Carmine en Florencia. Éstos fueron admirados estudiados y copiados por numerosos artistas contemporáneos y posteriores, entre ellos el joven Miguel Ángel que practicaba el dibujo copiando estos frescos.
Gran renovador de la pintura italiana del Quattrocento, su trabajo fue crucial en la Historia del Arte. Rompió con los planteamientos góticos en pintura y creó un lenguaje moderno de la misma. Fue el primero en aplicar la leyes de la perspectiva científica, para lo cual estudió los modelos clásicos así como los principios geométricos y matemáticos aplicados a la perspectiva que, a la sazón, desarrollaba el escultor y arquitecto Brunelleschi. amigo del artista y en el que influyó decisivamente. Acometió con audacia los escorzos, monumentalizó los volúmenes e introdujo cambios muy innovadores en el empleo de la luz. En el grupo de artistas renovadores del primer Renacimiento, él podría calificarse de revolucionario.
Murió en Roma en 1428 a la temprana edad de 27 años. Se especuló sobre la posibilidad que fuese envenenado, según reza en un libro de Antonio Billi sobre artistas florentinos. Había terminado un retablo para la Basílica de Santa María la Mayor en colaboración con Masolino, otro artista con el que había llevado a cabo otros trabajos.