Padre del Fauvismo

Escultura del poeta Juan Alcaide.Bronce. José Lillo Galiani

Escultura del poeta Juan Alcaide.Bronce. José Lillo Galiani

El mismo artista afirmaba que su destino no era el de ser pintor. Su padre era propietario de una tienda de droguería y semillas y él asumía que acabaría regentando el negocio de su progenitor. Tampoco su vocación fue temprana ni sus aptitudes, para el arte, las de un niño precoz. Sin embargo el camino hacia la pintura fue lento pero meditado y consecuencia de una atracción por el espacio, la luz y el color.
Henri Emile Benoit Matisse nació en 1868 en la granja de sus abuelos al norte de Francia, Le Cateau-Cambrésis. Tras cursar la enseñanza media y dos cursos de derecho en París, trabaja en un gabinete jurídico. Postrado en la cama durante un año a causa de una apendicitis, comienza a dibujar con una caja de pinturas que su madre le había regalado como entretenimiento en sus horas de convalecencia. Y de esta forma tan anecdótica y algunas clases de dibujo que había tomado anteriormente, el joven Matisse decide tomar el largo y tortuoso camino del arte. En 1892 se prepara para el ingreso en en la Escuela de Bellas Artes pero es rechazado, consiguiéndolo tres años después. Se interesa por el impresionismo a través de Pisarro y atraído por la luz y el color de este movimiento. Recién casado, como luna de miel, viaja a Londres para estudiar la pintura del magnífico paisajista William Turner. Los siguientes años en París estarán llenos de penurias. Su mujer regenta una modistería, Matisse pinta y sigue aprendiendo; visita museos y galerías vanguardistas, en la del marchante Vollard adquiere obras de algunos impresionista, en aquellos años a precios muy asequibles.

Dada la precariedad de su situación, el artista aceptó trabajos poco satisfactorios. Tuvo que realizar festones y motivos decorativos para telones de fondo. Cansado física y anímicamente, estuvo a punto de abandonar la pintura. Pero superada esta crisis, Ambroise Vollard le prepara su primera exposición en 1904. Al año siguiente expone con sus compañeros Derain, Vlaminck y Marquet en el Salón de Otoño de París. El publico, al igual que lo ocurrido con los impresionista, quedó escandalizado de estas pinturas, tildando a los autores de salvajes (en francés “fauves”). El crítico de arte Louis Vauxcelles utilizó este término para referirse a la viveza e impetuosidad cromática empleadas por estos pintores, había nacido un nuevo movimiento pictórico: el Fauvismo, y como padre de éste fue considerado Matisse. Su bellísimo cuadro, Mujer con sombrero, fue el centro de atención del Salón. Su pintura disparó el interés de los compradores, su situación económica y artística dio un vuelco que le permitió llevar a cabo todo su torrencial expresivo. En tiempos posteriores trabajaría la escultura como modelos de sus trabajos pictóricos. Su pintura derivaría hacia la simplificación de las formas y sus famosos collages; nunca dejó de investigar: “no quiero ser prisionero de una técnica, de una tendencia”. Empleó varios años en la decoración de la famosa capilla del Rosario en Vence, donde llevó a cabo pinturas sobre cristal y cerámica. Trabajó sin descanso hasta el momento de su muerte acaecida en 1954.