El maestro de las puertas

«… Y aunque quienes deben juzgar consideran que yo he de ser su colaborador, renuncio a esta colaboración, porque yo tendría que haber sido el primero y hacerlo solo, o bien ser excluido de la obra, como en este momento me excluyo. Porque si no he podido ser el mejor en este trabajo, lo cual es mi propio defecto, intentaré enmendarme, para ser el mejo en otra. Concluyo, por tanto, que, en nuestra opinión, se debe dar sin duda la obra a Lorenzo».
Una vez presentado los trabajos para la elección del artista que llevaría a cabo las puertas del baptisterio de Florencia (en otra ocasión se habló de ellas), el jurado especulaba sobre si elegir a Filippo Brunelleschi o a Lorenzo Ghiberti. Y fue esta declaración categórica de Filippo, ante los miembros de jurado, lo que llevó a éstos a conceder el trabajo al joven Lorenzo, de apenas veinte años. Filippo demostraba, con esta decisión, su honradez, camaradería, ecuanimidad y un espíritu libre de envidias y otras malas pasiones.
Lorenzo di Cione Ghiberti nació en 1381, Florencia. Su padre era orfebre y en su taller, a muy temprana edad, Lorenzo comenzó a instruirse en el arte de la orfebrería, con tanta predisposición, aptitud y maestría, que con los años superó a su progenitor. Asolada Florencia por la peste en 1400, Lorenzo se marchó, como colaborador de un pintor, a la Romaña donde llevarían a cabo trabajos por encargo de Malatesta, señor de Rímini y Pesaro. Al tiempo, no dejaba de estudiar dibujo y realizabr relieves en cera.
Pasada la epidemia, su padre le envió una carta informándole de la convocatoria para llevar a cabo las puertas del Baptisterio. En ella, además, le persuadía para que volviera a Florencia y demostrar su talento, en la seguridad de que si lo elegían, no necesitarían volver a tener más encargos.
Convencido por la carta, pidió permiso al pintor y al señor, que le tenían gran afecto, y marcho de regreso a su ciudad. Con sus conocimientos de orfebre, entre los cuales se encuentran el de modelar, moldear, vaciar y fundir, logró, como se ha dicho, llegar a finalista para la ejecución de las puertas. Y efectivamente, llevó a cabo el proyecto de las primeras puertas, en bronce que pesan 15.000 kilos . Al finalizarlas, aquellos relieves broncíneos suscitaron la admiración de todos los florentinos; de tal manera que le fueron encargadas otro par, tan excelsas como las anteriores y que , años después fueron bautizadas por Miguel Ángel como las puertas del Paraíso. En el contrato rezaba una cláusula por lo cual no podía dedicarse a ningún encargo. Aún así, empleó casi toda su vida en los dos pares de puertas. Sin embargo se le permitieron realizar otros trabajos como el llevado a cabo para el Papa Eugenio IV pues, habiendo visitado Florencia, quedó maravillado de lo realizado por Lorenzo, le encargó una mitra de oro que pesaba siete kilos (hoy perdida). También realizó, por encargo de la Señoría de Siena, algunas esculturas de bronce para el baptisterio de aquella ciudad.
Además de la escultura y pintura, también realizó vitrales de los que también tiene muestra en Florencia. Murió en 1455 y fue enterrado con todos los honores en la iglesia de la Santa Croce.

 

J. Lillo Galiani

Retrato en cera del poeta Juan Alcaide para su fundición. Lillo Galiani