Modelar y moldear
Si en la primera palabra, cambiamos la “l” de lugar, obtenemos la segunda. Dos vocablos casi iguales pero con significado distinto. La primera acepción en el diccionario de la RAE dice que modelo es: “arquetipo o punto de referencia para imitarlo o reproducirlo”. En los desfiles de moda, las modelos no son tales sino las perchas (perchas, palos o sacos de huesos), de las que cuelgan los vestidos, éstos son los verdaderos modelos.
Los modelistas de cualquier actividad industrial, desde un coche a una botella para vino modelan, es decir, crean el modelo; la pieza primigenia que después se reproducirá, por distintos medios, cientos de veces. En un porcentaje altísimo, los miles de objetos que nos rodean, son reproducciones que proceden de una primera pieza: el modelo. En arte, la modelo o el modelo, posan para el pintor o escultor y éstos los reproducen o interpretan en su lienzo o escultura; en esta disciplina artística, modelar es crear un modelo. Siempre se asocia el modelado con la realización en barro, pero puede llevarse a cabo directamente en un material más duro. Una vez terminada la escultura modelo, puede obtenerse un molde de la misma, con lo que hemos llegado a la segunda palabra: moldeado.
Volviendo a la RAE, moldear es: “sacar el molde de una figura”. Efectivamente, con ese molde, en teoría, se podrá reproducir la pieza muchas veces. Al afirmar: “Con él se rompieron moldes”, damos a entender que la persona es muy singular, fuera de lo común, no hay otra parecida a ella en sus rasgos físicos o de carácter, pero sobre todo en sus excelentes cualidades por las que supera a los demás ; siguiendo el sentido figurado, el molde no se volvió a utilizar, se destruyó.
En la vida cotidiana nos encontramos esos miles de objetos procedentes de un molde. La mayoría de las botellas de vidrio, así como objetos de plástico, juguetes, utensilios de cocina, etc. muestran, longitudinalmente, en los costados una fina línea correspondiente a las juntas del molde de dos piezas utilizado para su fundición. Otras que también han sido fabricadas con molde, se mecanizan, es decir, se trabajan para eliminar las rebabas de la junta y mejorar su aspecto.
La naturaleza fue la primera en realizar moldes, como es el caso de los fósiles. Cuando, por ejemplo, los trilobites del Paleozoico morían en los fondos marinos y se descomponían las partes blandas; el caparazón, más resistente, se cubría del fango de dichos fondos formando, de esta manera, el molde del animal. Al ser rellenado dicho molde por materias minerales, quedaba reproducido el artrópodo, naturalmente en el “corto espacio” de millones de años.
Cuando la trágica erupción del Vesubio (79 d.C.), arrasó las ciudades de Pompeya y Herculano, las víctimas, hombres, mujeres y niños, muertos por la inhalación de gases venenosos, quedaron cubiertos, por las cenizas; éstas reprodujeron todos sus detalles, de manera que, moldearon sus cuerpos. Posteriormente los arqueólogos al rellenar los “moldes” con escayola, obtuvieron las figuras de muchos de los habitantes en las posturas que mantenían cuando fueron sorprendidos por la catástrofe.
En escultura el molde se lleva a cabo de distintas maneras para según que funciones. De un modelo en barro, se obtiene un molde de escayola. El molde obtenido se rellena del mismo material; para extraer la reproducción, una vez endurecida la escayola interior, hay que romper el molde a trozos, por eso se denomina procedimiento de “molde perdido”. Una vez obtenido el modelo en escayola, puede volver a sacarse de éste un segundo molde en silicona que, al ser elástico, será útil para muchas reproducciones.