REMBRANDT (y II)
En su taller imparte clases a un numeroso grupo de alumnos de familias acaudaladas, recibiendo por sus enseñanzas grandes honorarios. Se casa con Saskia van Uilenburch, sobrina de su socio (con éste lleva a cabo la venta de sus cuadros y la compraventa de pinturas de otros artistas, además de antigüedades), hija de un fallecido miembro del Alto Tribunal de Frisia, aportando como dote matrimonial 40.000 florines (un florín de la época, tendría en la actualidad un valor aproximado de 40 euros).
Esta aportación de Saskia, contribuye al incremento del patrimonio y a la ostentosa vida burguesa que lleva. Se retrata en innumerables ocasiones (entre 1634-1642, diez autorretratos), en los que se representa con ricos vestidos, sombreros y joyas. Se traslada a una lujosa mansión y sigue adquiriendo pinturas, esculturas y todo tipo de objetos valiosos
En 1642, fallece Saskia, de cuatro hijos habidos en el matrimonio, sólo pervive Tito, nacido dos años antes. Y a partir de entonces la fortuna comienza a darle la espalda… Una serie de problemas familiares, la situación económica del país (guerra anglo-holandesa) y otras causas menos conocidas, le acarrean el progresivo deterioro de su economía, situación que le acompañará hasta el final de sus días. Durante este periodo pinta numerosos autorretratos que reflejan cronológicamente su estado de ánimo, convirtiéndose, posiblemente, en el pintor que más veces se pintó a sí mismo. A pesar de sus penurias su fama sigue indeleble; también recibe numerosos encargos del extranjero. Pero sus negocios de compraventa de arte empeoran y su situación económica cae en picado, incluso le acarrea un descenso en la escala social. Se traslada a una casa modesta en compañía de su hijo Tito.
Sin llegar a casarse, mantiene relaciones Hendrikje, una joven que trabajaba como personal de la casa y que supone para el artista cierta estabilidad emocional. El pintor la representada en más de diez lienzos; de estas relaciones queda embarazada de Cornelia, y debido a esta convivencia, son acusados de concubinato por la iglesia calvinista, aspecto que sólo afecta a la joven por pertenecer a esta congregación, siendo expulsada de la misma. Pero nuevamente queda solo, en 1663 muere Hendrickje. Durante los últimos años, al igual que otros excelsos pintores en la vejez, libre de ataduras y compromisos, su obra adquiere una perfección que sólo los grandes maestros pueden alcanzar.
Pero además de su pintura, Rembrandt llevó a cabo una gran producción de dibujos y grabados. En estas técnicas, el maestro despliega sus grandes dotes de dibujante y desarrolla todas las posibilidades de estas disciplinas, elevando definitivamente el grabado y el dibujo a la categoría que merecen en los medios de expresión artística, además de otorgarle un nivel similar al de la pintura. Empleó todas las técnicas a su alcance: pluma, pincel, carboncillo, tiza, sanguina, mina de plata, aguada, acuarela etc. Con extrema soltura, ejecuta trazos rápidos, seguros, constructivos y descriptivos. Explora una variadísima temática: bíblica, paisajística, mitológica, alegórica, histórica e incluso, con toda naturalidad, copiando temas de otros artistas.
El 4 de octubre de 1669 moría Rembrandt en Ámsterdam sumido en la pobreza. Su producción pictórica ronda los 600 cuadros pintados al óleo, aparte de la enorme cantidad de dibujos y grabados. Las mejores colecciones de sus obras fuera de su país se encuentran en la Galería Nacional de Londres, En el Louvre de París y sobre todo en el Hermitage de San Petersburgo ya que El zar Pedro I, entusiasta del artista, comenzó a comprar sus lienzos. Los fondos del Museo del Prado sólo cuentan con un cuadro del genio holandés: “Artemisa”, pintada en 1634.