Cemento artístico

Podría pensarse que el hormigón es un material relativamente moderno. Sin embargo éste, como elemento constructivo, ya era empleado por los romanos. El templo “Panteón de Adriano” en Roma, inaugurado hacia el año 125 de nuestra era, tiene una cúpula con un diámetro de 43,44 m. y fue construida en hormigón. De todas formas, se ha investigado y aprendido más sobre este material  en medio siglo que los 2000 años anteriores. En 1824, el albañil inglés José Aspdin, patentó un cemento fabricado científicamente y lo bautizó con el nombre de Portland por su parecido en el color a las rocas extraídas para su fabricación en la isla del mismo nombre, frente a las costas inglesas. El cemento hace de aglomerante al combinarlo con arena, la mezcla se lleva a cabo en seco y después se añade la cantidad de agua adecuada. A esta mezcla se le denomina mortero; añadiendo a éste, gravas, escorias, roca triturada de distintos tamaños e incluso virutas o corcho triturado, se obtienen diversas clases de hormigones. Igualmente podrían llamarse piedras sintéticas  o artificiales, pues una vez que la mezcla ha fraguado totalmente, tiene consistencia pétrea que adquiere cada vez más dureza con el paso del tiempo. El cemento blanco se obtiene eliminando las partículas de hierro y manganeso, ya que son éstas las que confieren el color gris al Portland. Si el interior de la estructura de hormigón se refuerza con varillas de acero corrugado (hormigón armado), no hay fronteras para los arquitectos en la concepción de una obra, por complicada  o atrevida que pueda ser en sus formas.

El hormigón también se utiliza en escultura al ser un material moldeable, es decir,
que en estado pastoso adopta la forma del molde en que se vierte. Para realizar una escultura más o menos realista en piedra artificial, se modela la figura en barro; una vez acabada, se obtiene de ésta un molde en dos o más piezas de escayola. Las paredes interiores de dicho molde, se limpian e impregnan de un líquido desmoldeante a base de parafina y petróleo. Una vez cerrado, se vierte en su interior el mortero  compuesto de los materiales que se proyectaron para la pieza. El fraguado dependerá del tamaño, época del año etc. nunca debe acelerarse este proceso de secado o maduración. Después se rompe el molde de escayola para sacar la escultura y, una vez dura, puede trabajarse  la superficie con herramientas de cantería (gradinas, bujardas, etc.), con lo que la pieza adquiere un aspecto propio de piedra natural tallada. No es tal, pero aguanta igualmente a la intemperie y se abarata considerablemente el costo. En los morteros para estos trabajos, suele utilizarse el cemento blanco y la marmolina. Este material se prepara en las canteras con los trozos  y restos  que no puede aprovecharse. Se trituran en molinos, obteniéndose mármol en polvo y granulaciones de uno a varios milímetros.  Además pueden añadirse colorantes especiales a la mezcla para obtener las  distintas tonalidades o aspectos de la piedra natural. Estas esculturas son únicas, pues el molde, como se ha dicho, se va rompiendo a trozos al extraerlas del mismo (“molde perdido”). Existen en cemento blanco  multicopias, a escala menor que la natural, de mármoles clásicos, animalitos etc. Se  utilizan moldes elásticos y se obtienen de éstos un elevadísimo  número de piezas, en todo caso, su valor sólo es ornamental.

En cemento  son conocidos los trabajos abstractos de Eduardo Chillida; para éstos empleaba el hormigón armado, vertiendo el material sobre encofrados de madera. Quizás el más monumental sea “Elogio del horizonte”  (Cerro de Santa Catalina, Gijón), de 10 m. de altura y 500 toneladas de peso. No se saben las causas pero la superficie de la escultura se está deteriorando.