El pintor enamorado (yII)
En este tiempo, los cuadros de Chagall son demostraciones de felicidad y positivismo ante la vida: el hombre que sostiene en brazos a la mujer, una mujer estrecha a su retoño contra el pecho; sus lienzos rebosan colorido, están iluminados por la policromía del arco iris, los árboles resplandecen con una explosión de flores exóticas y exuberantes, un huevo de gallina reposa en un nido de oro, unos enamorados sobrevuelan la ciudad, en el techo de la choza pasta una vaca, un irreal caballo actúa de violinista… todo un mundo de fantasía y color. Se enfada cuando le argumentan que sus pinturas son irreales, fantásticas, pueriles y de cuentos de hadas. Para él, son emociones e imágenes de la vida subjetiva y afirma lleno de convicción: « Nuestro mundo interior es mucho más real que el visible». Afirmación corroborada por Pablo Picasso: “Observando a Chagall cuando pinta, no sabemos si sueña o está durmiendo, quizás un ángel more en algún recóndito lugar de su cabeza”. La vaca que pasta, el caballo violinista y la gallina ponedora, representan el siempre acariciado sueño de los placeres domésticos…Si se incuba el huevo, puede obtenerse otra gallina y después un inmenso corral de pollos. Si se posee una vaca, se es lo bastante rico para casarse.
Estalló la segunda guerra mundial y el matrimonio Chagall aún se encontraban en París, temerosos por su condición de judíos, marcharon a Estados Unidos. La temática de sus pinturas se hizo eco de las penalidades de una guerra y de la pesadilla nazi. De súbito, Bella cayó enferma y poco después murió. Marc quedó sumido en la más desoladora tristeza. Pero el tiempo pasó y el artista reanudó su trabajo. Al cabo, regresó a Francia y conoció a Valentine, se casó de nuevo y volvió a pintar su ingrávido mundo de caprichosas imágenes e irisados colores.
En Francia, Chagall volvió al proyecto monumental que había comenzado hacía 30 años, la Biblia ilustrada con aguafuertes, trabajo que le había encargado Ambroise Vollard, marchante en arte de los más afamados artistas de aquellos tiempos en París. Durante la ocupación nazi, un buen amigo le había guardado celosamente las planchas grabadas que Chagall tenía terminadas. Reanudó así el artista el pacienzudo trabajo del grabado al aguafuerte, ayudado por un grabador, animaba a éste con alentadoras palabras: «Estas ilustraciones deben cantar, deben reír, deben llorar, son la Biblia». Cuando se publicó aquella edición bíblica en 1956, Chagall fue reconocido por los críticos como uno de los mejores aguafuertistas de su tiempo.
Marc Chagall murió en 1985 casi centenario, enterrado en Saint-Paul de Vence, Francia, donde residió hasta su fallecimiento. Llevó a cabo trabajos de pintura, escultura, grabado, vitrales, cerámica, tapices y otras actividades artísticas. Su obra se encuentra en museos, colecciones particulares, teatros, iglesias, entidades privadas y públicas, repartida por todo el mundo. Fue el artista de la pintura poética, de la alegría, del amor, de la fantasía, de la ternura, del afecto y del optimismo.