La arcilla en escultura

«Modeló Yavé Dios al hombre de arcilla y le inspiró en el rostro aliento de vida, y fue así el hombre ser animado» (Génesis). Según estas palabras del antiguo testamento, el origen de la arcilla como material de modelado en escultura está claro, Dios fue el primer escultor y utilizó por primera vez esta materia en la realización de una figura. En otro lugar del Antiguo Testamento (Éxodo), los judíos de Egipto, varias generaciones después de José, caídos en desgracia a los ojos del faraón, fueron condenados por sus protestas, enardecidos por Moisés, a fabricar adobes de arcilla pero además la paja para mezclar con el barro, que hasta entonces les facilitaban los egipcios, hubieron de procurársela ellos mismos debiendo fabricar la misma cantidad de adobes que hasta entonces.

Fuera de los relatos bíblicos, en el devenir de la humanidad, el hombre prehistórico, según vestigios arqueológicos, ya utilizaba la arcilla para sus cachivaches. Cuando la arcilla se encuentra en estado seco, tiene apariencia de polvo o tierra, también llamada greda; las “grederas” son lugares de donde se extraen las arcillas para las fábricas de ladrillos. Este material está compuesto por sílice, alúmina y pequeñas cantidades de otras materias minerales; en contacto con el agua se convierte en un material plástico y maleable, el “barro” es la argamasa obtenida al mezclar agua y arcilla. Puede denominarse indistintamente barro o arcilla.

Hay muchos tipos de arcilla, pero las más corrientes para modelar son las blanquecinas, grises y las de tonos naranjas. El estado del barro para el trabajo debe ser tal, que no se pegue a las manos ni tenga consistencia correosa. En los talleres de escultura, el barro se conserva en recipientes de plástico. De esta forma el material puede conservarse durante mucho tiempo. En la realización de una escultura más o menos figurativa, el primer paso consiste en hacer un modelo de barro (modelado), si la figura es grande, es necesaria una estructura o armazón interna de hierro para que la arcilla no se deforme por su propio peso. En trabajos de grandes volúmenes se preparan estructuras huecas de alambre grueso cubiertas de tela metálica, encima de ésta se coloca una capa de barro de seis o siete centímetros de espesor, sobre la que se modela el trabajo, así se evita la manipulación de grandes cantidades de material y su excesivo peso, por otra parte no sería posible modelar un trabajo grande de forma maciza. Cuando no se trabaja el modelo, es imprescindible cubrirlo con trapos húmedos o plásticos, durante el proceso de modelado hay que humedecer el barro frecuentemente. Nunca debe alargarse más de lo necesario un trabajo de modelado, la arcilla siempre tiende a endurecerse y al final el modelo se agrietaría.

Cuando la estatua está totalmente modelada, con el barro aún blando, se obtienen de ella unos moldes de escayola (moldeo), vertiendo ésta amasada muy líquida sobre la superficie trabajada, la escayola se introduce en todos los detalles de la arcilla modelada pero no se pega a ésta. En los moldes endurecidos han quedado las formas en negativo del trabajo, por lo cual, el modelo de arcilla ya no es necesario; el barro empleado se trocea, se recupera y vuelve a almacenarse de la forma ya citada para futuros trabajos. Con el vaciado de los moldes (relleno de los mismos), puede obtenerse un nuevo modelo pero en un material más duradero y estable.