Los atributos del caballo

 

Pegaso Bronce J.Lillo Galiani

Pegaso
Bronce
J.Lillo Galiani

“Tiene mas cojones que el caballo de Espartero”. Cito textualmente la frase o dicho popular empleado para referirse a personas con valor, arrojo o ímpetu a la hora de afrontar un hecho o tomar una decisión de cualquier índole.
Es sabido que este egregio personaje (Espartero y no el caballo, bueno, el equino también), tiene una estatua en Madrid y otra en Logroño, realizadas por el mismo escultor, Pablo Gibert 1853-? y a mí me cupo la satisfacción de llevar a cabo la tercera, más pequeña y de un modelad menos detallista, para su pueblo natal, Granátula de Calatrava, (habiendo residido los últimos años de su vida en Logroño, muchos de aquella ciudad lo creen nacido en ella). Hace algunos meses recibí la llamada de una periodista del ABC digital que escribía un artículo sobre las estatuas ecuestres erigidas al General Espartero, informada de haber llevado yo acabo dicha estatua ecuestre. Ella, más que por la estatua, me preguntaba sobre el dicho citado al comienzo y yo le conté una anécdota que hizo sus delicias y reprodujo en su artículo literalmente.
Una vez hecho el encargo por el Ayuntamiento de Granátula, comencé a modelar la figura para lo cual me trajeron dos toneladas de arcilla de la cercana Sta Cruz de Mudela. Cuando llegué a las “partes bajas” del caballo
dudé en el tamaño de sus testículos. Cuando estuvo modelada por completo la estatua, hice venir a los comitentes para que la vieran y, sobre el barro, corregir cualquier detalle. Para mi sorpresa, cuando abrí la puerta para dar paso a los concejales, el alcalde, Antonio Sanroma, ya fallecido, se dirigió con decisión al caballo, sin apenas saludarme, se agachó en la parte trasera del noble animal para ver sus colgantes, luego se levantó y me dijo: “¡más, más, los huevos se los haces mucho más grandes!”. Le dije que sin problema, tenía arcilla de sobra para aumentar la susodicha parte. Pero al final modelé unos atributos normales, acordes y proporcionados al tamaño del cuadrúpedo; esto por no caer en lo chabacano y en el mal gusto.
Como ya he dicho, la periodista también me preguntó sobre la conocida frase pero no pude aclararle nada al respecto, quizás centraran en el animal el arrojo del jinete porque, también le comenté, que, tanto en la estatua de Madrid como la de Logroño que visité años después, los respectivos caballos lucen unos atributos que no son exagerados y guardan proporcionalidad a los volúmenes totales de los mismos.